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lunes, 23 de abril de 2012

Infiel


El caso es que desde el primer día que la vi no puedo dejar de pensar en ella. Aún vibra mi cuerpo al recordar nuestro primer encuentro.

Desde la ventana de mi despacho la veo y mi pulso se acelera. No puedo dejar de estremecerme al contemplar sus piernas donde oculta el cierre del liguero.

Aún, a pesar del tiempo que ha pasado, desde que salgo de casa preparo con alevosía fortuitos encuentros y sigo adelantándome a su horario, para deleitar mis primeros minutos de la jornada con su seductora elegancia al apearse del vehículo. 

Me enfrento a mis bajas pasiones, procurando no delatar entusiasmo, al oír el repiqueteo de sus tacones o cuando siento su aliento cerca e impregna delicadamente con su esencia el entorno, persistiendo su perfume en mi olfato durante horas y mi miembro irremediablemente mantiene su turgencia imaginando, al trasluz de su ropa, la envoltura de fina lencería sobre su piel.

Me acerco sigilosamente a su espalda cuando permanece sentada ajena a mis pensamientos, sin remordimiento por la artimaña, y contemplo con cierta perspectiva el canal de su escote creando conjeturas sobre el color y el sostén que mantiene tanta firmeza.

Busco ardientemente un momento de éxtasis robado entre nuestro quehacer diario pero su juiciosa mirada mantiene inagotablemente a la espera mi lujuria.

Por fin… sentada en el asiento derecho de mi coche convierte en pícara su mirada.

Ya en casa la arrincono contra la pared y la despojo de su ropa con vehemencia, mientras se cierra de un golpe la puerta y descubro en cada paso, hasta llegar a la habitación, una porción de su cuerpo revestido de transparentes encajes que multiplican mi descontrolado apetito hacia ella. Mis manos recorren ansiosas su cuerpo durante la fusión entre mi boca y la suya, buscando sutiles cintas de satén que nutren mi fantasía, y me dejo morir una vez más ardiendo de placer entre sus gemidos.

Despierto en medio de la noche. Sigue aquí. La abrazo y me fundo en la calidez de su cuerpo, agradeciendo cada día la alianza que nos une desde hace ya más de veinte años, y prosigo a pesar del paso del tiempo siéndole infiel con ella misma como simple protagonista de mi juego.

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Gracias por vuestra participación en mi Blog. Por querer compartir conmigo la perseverancia que mantiene la pasión y dar ese toque sensual necesario a la vida cotidiana.

Solo contestaré a comentarios que crea que lo requieren, pero aprovecho para agradeceros tan grato alimento. Saludos.