Aspirante a Sumisa

 “Dominación y sumisión, también conocido bajo las siglas D/s, son relaciones de consenso que implican el dominio de un individuo sobre otro.”

Mis últimas lecturas han provocando la parte más oscura de mi sexualidad y prácticas como la sumisión, que hasta hace poco me producía escalofríos entre otras cosas por desconocimiento, encienden ahora mi curiosa castidad abriendo las puertas de mi mente a un mundo diferente que ya no me parece ni tan repulsivo ni tan extremo (que los hay). 

Descienden corrientes hacia mi musculatura pélvica imaginándome en medio de una sesión atada y atenta de cumplir correctamente las normas decretadas con anterioridad mediante contrato.

En cuanto mi Amo me acepta como sumisa mi cuerpo y mi mente pasan a ser de su propiedad. Se da por hecho que yo conozco al Amo, sus gustos, sus deseos y todas aquellas particularidades que harán que sea capaz de servirle como merece.

La sumisa cuidará su cuerpo, sus gestos, sus posturas, sus movimientos, de forma que resulten excitantes para que el amo la encuentre siempre atractiva, apetitosa y dispuesta a ser usada, demostrándole sin ninguna reserva que está hambrienta de su sexo o de su látigo. El objeto para merecer su atención será obedecer, no cuestionar, prestar atención y ser paciente esperando, si es preciso, en el rincón determinado por el amo, de rodillas, con la cabeza agachada y en silencio, guardando sumisión aunque él no esté presente.

En cualquier caso, a mi parecer, el sometimiento debe tratarse como una relación de conocimiento mutuo ya que la experiencia enseña sin duda al sirviente a conocer los deseos del amo y a este último a comprender y conocer las motivaciones de su sirviente observándole y aprendiendo a guiarle, o al menos así es la única forma en que yo aceptaría una relación D/s y, aunque no lo comparto, entiendo que para otras parejas esta práctica deba llevar implícita la palabra humillación hasta limites en los que parece que sólo importe satisfacer el propio ego del Amo y su sierva se excita sufriendo la degradación o el menosprecio de éste.

Recordemos siempre que para denominar una relación D/s debe existir común acuerdo entre amo y esclavo. 

Que me perdonen los verdaderos sumisos, que a pesar de contar con todo mi respeto no comparto todos sus gustos, ya que no me veo capaz de asumir los castigos ni la obediencia absoluta sin muestras de afecto por parte de mi amo. Esto no es para mi. ¿O acaso es lo que dijeron muchos en sus comienzos?

Una vez más me consta que la ignorancia sobre el tema es la que nos provoca desagrado, miedos u otros sentimientos contrariados. Tal vez sea mejor mirarlo como parte de un juego extremadamente erótico donde los amantes acuerdan sus limitaciones y así encontrar el modo de inducirse mutuamente el grado máximo de excitación.

Aceptar castigos con látigos, mordazas o esposas puede ser negociable para los vainilla que pretendan probar lo mas ligero de una sumisión y vivir entre collares, máscaras, pinzas en los pezones o en los genitales tal vez suponga un reto para los más experimentados. Pero eso sólo será una porción de lo que se debe aceptar si vas a formar parte de ese estilo de vida. Impensable será la palabra que pasará por la mente de muchas al leer esto. Ciertamente inconcebible para grandes cúmulos de vainilla generados durante años entre los barrotes de la conciencia.

Pero, ¿acaso las sumisas de ahora no fueron vainilla antes? ¿Hubo una causa que las llevó a probar esa experiencia? Y si lo pruebas y te gusta, ¿serás capaz de encontrar de nuevo satisfacción con relaciones más blandas?

Escucha este video mientras lees. Las Cincuenta Sombras también me han enseñado a valorar más la lectura si va acompañada de un sonido mágico.