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jueves, 19 de septiembre de 2013

Separación… Amarga ironía dejar escapar el sexo en compañía para ahora, sola, echarlo de menos.



Parecía que todo iba bien entre nosotros, estábamos cómodos con la situación y no echábamos de menos más roces de los que teníamos. ¿O sólo era yo?

Un fugaz beso en la mejilla y un luego hablamos, al salir de casa como cada mañana para ir al trabajo, no me hizo presagiar la ruptura. Fue a su vuelta, por su inquietud, porque sus ojos esquivaban los míos y porque estuvo más atento a las niñas que de costumbre tratando, ahora lo sé, de evitar lo inevitable; Cuando reparó mi conciencia  en que lo que iba a oír no me iba a gustar: “Debemos separarnos por un tiempo”. Oh! por un tiempo dijo, no tuvo valor para hacer su deseo indefinido. Mi sangre se heló al momento como bañada por un chorro de nitrógeno puro. Ni siquiera se me ocurrió preguntarle por qué. Tal vez mi pesar me decía a gritos, aunque yo aún no era capaz de oírlo, el motivo que causó el final de nuestro compromiso.

Recuperar el deseo tras una separación.

Fin de semana libre. Uno cada quince días. Éste las niñas están con papá. 

Renuevo vestuario. Mis nuevas y separadas amigas así lo aconsejan. Me emperejilan en un embutido tejano de motivos leopardo, un vertiginoso escote y unos tacones con los que he olvidado andar. Con sólo mirarme me veo las intenciones. Me siento ridícula. Aunque no sé cómo he de vestirme tras tantos años sin ejercer de soltera, soy consciente que 18 no tengo, pero cedo a desafiar el clásico estilo que adquirí con los años de matrimonio. 

Amarga ironía dejar escapar el sexo en compañía para ahora, sola, echarlo de menos.

Salimos 7 en total, todas separadas, como siguiendo una terapia, hacia a una discoteca de salsa que frecuentan muchos “nuevos solteros”. Más separados, pienso. En cuestión de segundos todo se convierte en una ardua experiencia, ya que me siento como una gacela en plena selva rodeada de leones, tragando vergüenza ajena al acceder en tropel a la pista de baile, rozando la incredulidad de encontrarme en semejante situación de conquista, como viví hace unos cuantos años atrás (más de los que quiero reconocer).

En contradicción, esa mala experiencia me invita a recurrir, en la intimidad de mi solitario hogar, otra vez al refugio que ofrece mi socorrido vibrador sin pilas, sólo que esta vez no cumple su función porque me recuerda demasiado a él. Maldita la hora en que quise compartirlo en nuestros perversos encuentros antes de ser padres. 

Cuando nació la pequeña Marta olvidé el sexo. Tenía sueño, estaba cansada y en mi mente, saturada de biberones, pañales sucios y olor a leche agria, no cabían esas prácticas. Vi entonces como crecía la distancia entre nosotros y traté de hablarlo, pero el estrés laboral y otras pequeñas cosas no enfrentadas me hacían posponer la conversación buscando el momento adecuado. Aun así pensé que él lo entendería, que algún día, sin darnos cuenta, todo habría vuelto a la normalidad recuperando nuestra intimidad perdida. Pero no fue así. 

Y ahora me veo rodeada, sólo que esta vez los leones no quieren comer, solo follar, porque las separadas son fáciles de follar sin compromisos, he oído decirle a un hermoso rubio, muy alto y delgado. Pues sí. Hubiera querido follarte de no ser por lo que he oído, gilipollas. Pero ni siquiera he tenido energía para decírselo a la cara. 

¿A quién culpo por el desorden en que ha quedado mi vida al romperse lo que tenía? Si es que hay algún culpable. ¿Lo fui yo, por consentir al instinto maternal hacerme olvidar la pasión que alimentaba nuestro amor? ¿Lo fué acaso él, por no emperrarse en que mantuviéramos la conversación que podía haber evitado el desastre? 

Han pasado veinte meses desde entonces hasta volver a sentirme cómoda vestida con mi body de red. Éste es nuevo. Ahora sí me siento libre, libre de elegir cómo o con quién jugar; a veces a solas y muchas otras en compañía, comparto en todo momento mi nuevo vibrador que además se carga solito mientras duermo para estar preparado cuando lo necesito. Porque ahora, casi rozando los 50, cobro conciencia de lo increíblemente corta que es la vida y si la dejas pasar se va, como muchos amores, en un suspiro.

lunes, 2 de septiembre de 2013

La vuelta de vacaciones



Una vez más es el sexo el elemento que ocupa el 60% de nuestra vida. Y el 95% de nuestra mente.

Volvemos. Nos encontramos de nuevo concentrados en el punto de partida. Retornamos con calma, sonriendo de nuevo a la gente que vuelve en pequeños grupos con el mismo regocijo de sentirse en casa y la misma pesadumbre que nosotros por convertir el asueto en recuerdo al instante de la llegada. Con el sabor apenas digerido del final de las vacaciones, donde el ocio predecía ser lo único importante. 

Llenamos las calles de vida otra vez, pensando ya en ordenar la rutina diaria: la maleta al altillo, la ropa a su lugar de origen, la metódica limpieza de la casa, los preparativos de la vuelta al cole... y nosotros; no olvidemos compensarnos nosotros. 

Durante el descanso de vacaciones, aun sin apenas esfuerzo, se fomenta el  placer de las relaciones. Los casados o atados de algún modo a una vida familiar no nos hemos dedicado por completo al sexo, ya sea; por tener los niños cerca, los abuelos (quizá peores que los niños) o rodeados de queridos amigos que pretendían animar otra clase de fiesta; o tal vez no hemos dispuesto bien el tiempo (libre) para saciarnos nosotros y fortalecer el sustento de la pareja. 

Es hora, ya finalizado el periodo vacacional, de buscar esos momentos de intimidad, aunque pueda parecer egoísta y, encomendar a los niños, por un día, por un rato, por unos instantes que para nosotros parecerán una eternidad una vez saciado el sexo y ver al cómplice satisfecho. 

Deshazte del síndrome posvacacional; cambia de look (de peinado también si quieres), de estilo, pero sobre todo abre el cajón secreto donde guardas tus longevos juguetes y renueva los que tienes. Los fetiches también envejecen y, ya que la pareja no se cambia fácilmente, te revitalizará ver y probar colores y formas nuevas. Busca y encuentra el que se adapte a tus fantasías o el que más te sorprenda para sentirte imperioso y afrontar la rutina con optimismo. 

Prepara esa noche una cena especial para dos, otorgando el tiempo necesario a los “postres”, y prueba nuevos juegos y tus nuevos juguetes con el consentimiento de tú aliado. 

Amplía la confianza y la excitación que provoca la complicidad entre seres. No sólo las vacaciones han de ser lo bueno de la vida, lo bueno ha de ser vivir cada día y ese cada día lo hechizamos nosotros con un mínimo de dedicación.

miércoles, 17 de julio de 2013

SWINGERS. ¿Compartimos?

“Los swingers comparten con el amado la experiencia de tener sexo con otras parejas, gozando de una relación puramente física dentro de la cama, y probablemente amistosa fuera”.


Si lo que buscas son otras formas de activar la chispa o el deseo sexual con tu pareja y complacerla, puede ser esta una buena manera. Pero antes de tu primera experiencia en un ambiente liberal es muy importante que te armes de juicio para aclararte a ti y a tu pareja lo que estás dispuesto a hacer y a lo que estás dispuesto a verle hacer. En esos momentos, el punzante deseo sexual por la novedad puede cegar de forma peligrosa, arrinconando al compañero y arrastrándole a una experiencia dolorosa.

Si por el contrario, es tu pareja la que te plantea vivir una relación abierta, ahoga ese grito histérico a lo desconocido y asesórate sobre el mundo swinger, porque sea en un local de intercambios o a través de contactos en la red la experiencia promete ser una fuente de placer que amplifique vuestra intimidad. Recuerda que para ello es preciso conocerse sobradamente y hablar, hablar, y tomarse el tiempo de asimilación necesario ante tan gran pericia antes de practicarla. Es esencial (para que funcione) que los dos sintáis lo mismo y estéis de total común acuerdo. Conviene ser tenaz exprimiendo lo básico y esencial en una relación, la comunicación, y ponerla en infinita práctica para no caer en malos entendimientos que puedan dañar la confianza o la integridad de la pareja.

En el intercambio swinger hay un juego previo para acercarse a otra pareja, cargado de riguroso respeto entre los implicados, como en cualquier otro ámbito si queremos que nos respeten hemos de empezar respetando nosotros. El punto central es compartir, compartir las sensaciones —nuevas, excitantes— de ver a tu pareja copular con otra persona mientras se hace lo propio. Eso sí, compartiendo el mismo espacio y unánimes en sentimiento, reforzando la unión, pero disfrutando sexualmente con otras personas.

Tal vez sea hora de que nosotras tomemos la iniciativa o probablemente así sea entre swingers y cambiemos el antiguo modo sexual que siempre acaba en penetración como última meta y lo reemplacemos por el juego erótico y la complicidad que ello genera, como la más sensual fuente de placer que nos gratifique con mayor conocimiento de su cuerpo y como no, del nuestro.

Supongamos que esta vez ajusto mis medias con un liguero y, sobre él, un diminuto tanga que podré apartar o quitar para mostrar mi zona húmeda llegado el momento. Y tú lo sabes. Supongamos antes de estrenar experiencia que realzo mis pechos aumentando el efecto de su volumen o no, quizás sólo los cubra sin apenas sujeción con una capa de fina lencería y, al igual que mi pareja, portaré allá donde me mueva la estela de un delicioso aroma de perfume. Y tú lo intuyes. 

Supongamos que como neófita entusiasta no llevo conmigo mi predilecto we-vibe o alguno de mis privados juguetes, o sí, y lo mantengo oculto en mi bolso para no arrepentirme de estar lejos de él si lo echo de menos. Y tú lo sospechas.

Supongamos que lo deseas igual que nosotros. Preferible que evites nuestro contacto. Tal vez quien comparta nuestro nexo con el tiempo cree una lazada de amistad, pero para no romper la que ya nos une requerimos que nunca nuestra ofrenda sea conocida.

El solo hecho de poder plantear la posibilidad de incluir a terceros en la cama de la pareja habla de un nivel superior de comunicación entre ambas partes. El poder expresar libremente las fantasías o deseos al otro y mostrarle tus rincones más oscuros sin magullar su sensibilidad, habla de una vasta madurez necesaria para sustentar los deseos y los límites ajenos. En definitiva, conseguir una pareja de gran calidad sexual no es difícil si se tienen en cuenta esos pequeños en cantidad pero grandes en efecto consejos de comunicación.

Y concluido el aprendizaje, de lo que de nosotros fue, en ningún sitio quedó recogido, tan solo la sombra de un recuerdo dice que mantuvimos siempre activamente la complicidad en otro novedoso juego.

lunes, 1 de julio de 2013

Bomba Succionadora de Vagina



Mientras algunos descubren nuevas formas de jugar, otros se muestran más conservadores, y los que aún no conocen sus efectos podrían calificarlo como un juguete extremo, pero ni mucho menos. Si se trata de la Bomba succionadora de vagina Pussy Pump lo único que conseguimos (que no es poco) es aumentar el tamaño de los labios y el clítoris dando un efecto hinchado muy curioso y altamente excitante para él; y conservar la zona con mayor sensibilidad para ella, cosa que garantiza (en los dos) intensos y placenteros orgasmos. Y, cuando acaba el juego, indudablemente todo habrá vuelto a la normalidad, porque el efecto resulta efímero, aun cuando la aventura no se alarga más de lo habitual.
 
Así que, que no te inquiete el sexo extremo porque los límites siempre los pones tú y el placer puede ser mayúsculo respecto a lo que conoces.

Mantener la zona vaginal con una depilación completa permite al succionador mejor fijación y potenciar su codiciado efecto. La sensación aumenta 90 grados sin vello púbico.

lunes, 17 de junio de 2013

Body sushi, fetiche propicio de los preliminares sexuales.


Cuando aprieta el calor buscamos la forma más refrescante de disfrutarlo: sea tomando zumos de frutas, acaramelados dulces o refrigerantes helados… Y, a pesar de que en nuestra infancia nos han repetido una y otra vez que “con la comida no se juega”, nuestro díscolo espíritu decide una vez más saltarse las normas y convertir el cuerpo en la superficie ideal para otra forma de fetichismo sexual, donde mezclamos erotismo y comida.

Es un juego excitante que puede practicarse en pareja o, por qué no, entre swingers; con dulces, salados o un punto picantes, pero sin duda afrodisiacos manjares por la sugestiva forma con la que decidimos ingerirlos. Aunque, en definitiva, sólo pretende ser un juego erótico que favorece los preliminares sexuales que tanta falta nos hacen.

Activa, de forma, soberbia la libido lamer una sustancia dulce sobre la piel sensible de un ombligo o bajo la sabrosa turgencia de unos pezones erguidos o,  quien sabe, la zona que eliges para deleitarte lengüeteando un cuerpo deseable.

El juego empezó cuando a un japonés se le ocurrió comer porciones de sushi sobre el cuerpo desnudo de sus hermosas geishas, denominándolo Nyotaimori. Y, aunque no tengamos la privacidad en nuestras manos y no acabe la escena en sexo, como pasaría en la intimidad de casa, existen lugares específicos para llevar a cabo esta práctica, apodados "Body Sushi" dentro de nuestra misma ciudad.

Para cumplir las leyes sanitarias de algunos países, es necesario interponer una capa de plástico u otro material entre el cuerpo y la comida y, así, sin pretenderlo, originamos otra forma muy voluptuosa de fetichismo visualizando a una persona desnuda envuelta en film transparente. Y puesto que el fetiche es una práctica erótica que ‘condimenta’ la relación, resulta estimable hacerse con uno, sea cual sea.

Mientras tanto, aunque mucho más ‘light’ pero no menos sexy por ello, unta cual famoso acuarelista lo que se te antoje sobre el cuerpo desnudo de tu amante con pintura de chocolate, para luego borrar las huellas succionando con la sedosidad labial el delicioso sabor a Nocilla. Entretanto, piensa qué próximo fetiche va a sorprender a tu incondicional compañero/a de juegos.

Tú decides si acabas el festín con una buena ración de sexo o continúas alargando de forma saludable la parafilia, encantando con una cantidad elevada de placer sexual a tu fiel sumiso/a.


martes, 28 de mayo de 2013

Vibrador Stronic Drei



Lo último en vibradores es sumar potencia a nuestros juguetes. Stronic Drei es el nuevo concepto que propone Fun Factory que según dice: “Para ellas la experiencia será como cabalgar de forma salvaje. ¡Para ellos, como el primer paseo en una Harley nueva!” 

Disfrutarás mas los fines de semana aunque te quedes en casa por los estudios o falta de liquidez, echando mano de tu fiel colega de desventuras ahora con mayor potencia. Y si tienes pareja podréis tu y tu stronic compartir la experiencia con un toque extra de excitación. 

Notarás cada una de las crestas del Vibrador STRONIC DREI derramando placer mediante “sacudidas” hacia dentro y hacia fuera espoleando con acierto el Punto G, mientras su abultado extremo final hace maravillas con el clítoris. Es apto para uso anal y se ocupa al mismo tiempo del ano y el perineo haciendo posible que también los hombres puedan disfrutar de la máxima sensación. 



Si después de ver el video que ofrece Fun Factory crees que necesitas más potencia en tu vibrador, no dudes en hacerte con un Srtonic. ¡No te arrepentirás!