Páginas

martes, 22 de enero de 2013

Cincuenta sombras en la mente de una mujer



Nadie sabe cuántas sombras pasan por la mente de una mujer, ni siquiera a veces nosotras mismas.

De las Cincuenta sombras nos atrae el morbo, lo que se nos oculta, lo clandestino que además gana curiosidad por requerir la fe de un contrato. Nos provoca el tipo de hombre que se apropia de nuestra mente y domina nuestro cuerpo haciéndonos perder el control, y por supuesto nos llene de orgasmos y mariposas el cuerpo.

Ese tipo de hombre que nos lo pone difícil, que nos hará perder el culo con su indiferencia, olvidando nuestra cita para estar un rato más con sus amigos. Con su falta de tacto al no ver que la ternura para nosotras forma parte del sexo, con su escasez de detalles románticos al no recordar los aniversarios ni las fechas que a nosotras nos importan. En definitiva, que nos va hacer sufrir porque no lo tenemos. Y lloraremos… porque ese es el tipo que queremos. 

Construimos castillos imaginarios convirtiéndole en el príncipe de nuestros sueños, cuando apenas le conocemos, lo llevaremos en la mente todo el día, a todas horas, paseando en nuestro pensamiento su imagen por lo habitual de nuestra vida cotidiana. Y cuando lo tenemos para nosotras, cuando hemos conseguido ser el centro de su atención, cuando se esfuerza por complacer nuestros caprichos, cuando lo sentimos sólo para nosotras, cuando ya no hay celos y no sentimos el peligro porque mire a otras, sólo entonces, empiezan a aflorar esos matices que nosotras hicimos cambiar y que ya no nos gustan.

Ahora que es romántico y tierno en el sexo, ahora necesito caña, quiero un hombre que me haga vibrar y que me llene de mariposas el cuerpo. 

Ahora que viene del trabajo derecho a casa, que se ha distanciado de sus amigos, ahora necesito yo espacio y tiempo para salir con mis amigas. 

Ahora que he conseguido cambiarle, ahora que me da lo que yo le pedí, ¿qué estoy haciendo? Acaso busco en otro lo que de él me enamoró. Y cuando lo consiga, ¿también querré cambiarle?

El primer tomo de Cincuenta sombras me hizo vibrar. Renové la motivación por el sexo y aprendí que de mi depende activar la chispa. El segundo tomo me ha dejado claro que lo dominante y controlador que es lo que excita del personaje en el primero hubiera sido un agobio después (y algo que cambiar), para, puede ser, arrepentirme algún día. El tercer tomo es demasiado romántico para mi gusto (el morbo no se provoca con romanticismo). Refleja una vida demasiado perfecta, que es lo que todas soñamos, pero en el fondo ¿es lo que queremos? ¿O también tendremos necesidad de cambiarlo?

2 comentarios:

  1. Una gran amiga, me habló de este blog y os leo siempre.

    Siempre me ha gustado saber y conocer la manera de pensar que teneis las mujeres y este artículo lo encuentro magnífico, por su honestidad y sinceridad.

    Por cierto, en la parte de llevar siempre a alguien en la mente, las mariposas en el estómago, etc se denota, un cierto aire de tristeza, como si la persona que lo ha escrito, hubiera pasado por una ruptura, después de disfrutar plenamente de esas sensaciones. Espero que quien haya pasado ese trance, lo supere rápidamente. ;-)


    Un fan en la sombra.

    p.d. Sigo aquí.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, fan en la sombra.
      Padezco otra cualidad exclusivamente femenina y es que cuando yo no tengo algo personal en lo que preocuparme absorbo la necesidad ajena y sufro lo que otros sienten. No es tristeza. Gracias por tu participación en mi blog.

      Eliminar

Gracias por vuestra participación en mi Blog. Por querer compartir conmigo la perseverancia que mantiene la pasión y dar ese toque sensual necesario a la vida cotidiana.

Solo contestaré a comentarios que crea que lo requieren, pero aprovecho para agradeceros tan grato alimento. Saludos.