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martes, 22 de noviembre de 2011

Sexo y Cannabis

Tengo la sensación de haber vivido momentos agradables que aparecen como un puzzle desordenado en mi cabeza. Pululan por mi memoria imágenes sueltas y confusas, como pinceladas sin sentido sacadas de algún cuadro. Imágenes vividas y vislumbradas por mí desde otro ángulo ajeno a mi persona.

Aún persiste el sabor amargo de la hierba en mi boca y una sequedad profunda que no se sacia por más alimento o líquido que ingiera. Todavía existen incertidumbres en mi mente sobre la realidad. 

Yo estaba allí, veía a la gente que me acompañaba sentada alrededor de la mesa, hacía más de dos horas que permanecíamos mirándonos, entre las tazas vacías de café y restos de un postre, que habíamos llamado afrodisíaco, en los platos. Con semblante sonriente sin motivo aparente, mi mirada era correspondida con acústicas sonrisas que no entendía, pero se contagiaban. 

Seguía oyendo las voces lejanas. No importaba lo que decían, yo me había ido, aunque mi cuerpo continuaba en el mismo sitio, me alejaba de ellos y de mi voz, era una sensación extraña, les veía como si yo no estuviera allí… Tampoco sabía adónde había estado ni cuanto tiempo había pasado, pero volví y mi voz continuaba lejana y remota. Me pregunté cómo había ido y había vuelto, si seguía inmóvil. En que dimensión me encontraba al verme de frente a mí misma. Repentinamente mi consciencia adquirió un matiz surrealista, no estaba segura de la frontera entre lo cierto y lo incierto.

Trataba de canalizar la angustia que me provocaba no controlar mis acciones, aunque en el fondo el halo de paz que sentía no me dejaba margen para que me importara lo suficiente.

En algún momento de la noche hubo sexo. Aparecen en mi mente visiones de besos apasionados, caricias descontroladas y erecciones impetuosas y eficientes entre mis muslos, pero cargadas de espacios en blanco que no dan pie a pensar que fue maravilloso. No siento, una vez pasados los síntomas, el placer y la confortable sensación que queda al día siguiente de una relación arrolladora, de buen sexo, vivida en altas dosis de lucidez emocional. 

Y me digo yo, ¿cómo hubiese sido la noche sin el cannabis? Seguramente hubiésemos reído con el mismo entusiasmo que en otras ocasiones. ¿Y el sexo? Éste sin duda habría sido igual de profundo pero hoy recordaría cada detalle. 

Tal vez esto no está hecho para mí. Mantengo mis preferencias, en cuestión sexual, a mantener intactos y libres los cinco sentidos para disfrutarlos en todo su apogeo y vivir y deleitar las relaciones ardientemente guardando en la memoria los precisos detalles que mantienen alta mi autoestima.

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Gracias por vuestra participación en mi Blog. Por querer compartir conmigo la perseverancia que mantiene la pasión y dar ese toque sensual necesario a la vida cotidiana.

Solo contestaré a comentarios que crea que lo requieren, pero aprovecho para agradeceros tan grato alimento. Saludos.