Análisis personal de Analogia entre medidas y sexo:
Cada centímetro de un metro equivale a un año de nuestra vida. En los
primeros eslabones no tenemos conciencia de la largada que ocupará el sexo. Cuando
empiezas a tener uso de razón no aprecias el valor de cada una de las
centésimas partes de la cinta. Luego, conforme saltas a la siguiente, entiendes
que es cada vez más corto el recorrido pero continuas confiado. Te queda mucho
por hacer
y sentir.
El verdadero vértigo empieza cuando has consumido una
tercera parte de su longitud y presientes que no dispones de tiempo material
para llevar a cabo todas tus correrías.
El metro, esa cosa tan latente que se esconde ante nuestros
ojos cada vez que lo necesitas. O nunca has pensado cuando has tenido que medir
algo, ¿donde lo habré guardado?… Y teniendo tanto que ver con nosotros, cambia
de significado según tu ubicación (si estas en casa es indiscutible pensar que
quieres medir, pero si lo nombran en la vía pública es otro significado el que
adquiere).
No hemos sido conscientes del vínculo que existe entre él y
la vida.
Nos mide la talla y el volumen cuando somos sólo un feto en
el vientre materno. Mide el avance de nuestros pasos que dirigidos hacia el
crecimiento aflora los primeros impulsos sexuales evacuando las primeras
caquitas en el orinal, porque no me negareis que no es “placer” lo que se
siente. Medirá la magnitud de nuestras trastadas siendo niños, y durante el desarrollo
pondremos talla
a los senos, y especularemos con la
medida del pene. Otros medirán nuestra capacidad mental al creernos adultos,
resultando imposible medirnos las dudas florecidas en el debatir de las
hormonas, del sexo adolescente que en su despierto interés hacia los genitales
se salta la seducción.
Dudas inocentes a los ojos de adultos que marcarán para siempre ese
pundonor en la personalidad. Como preguntarle a mamá si tener el pene duro por
la mañana es normal cuando ella sigue llamándole “colita”, y como cuestionar si
ligar es estar enamorado sin sentirse aprendiz.
Persistimos midiendo el grosor de nuestro contorno, aun
cuando no queremos saberlo, y eso que ya somos adultos.
Para entonces el sexo es parte de la vida. Olvidamos practicarlo
tanto como se merece, pero proseguimos midiendo el calibre de nuestro amor y la
proporción en que podemos declararlo. Idolatrémoslo aprovechemos cada una de
sus fracciones para pender lo mágico de ese lapso de tiempo. No dejemos ni una
porción sin lo favorable. Vivamos. Seamos lo más felices que nos permitan las
circunstancias y valoremos cada milímetro, dejándonos hechizar de lo mágico que
es vivir. No rememores el pasado ni planifiques el futuro, siente el momento y
disfrútalo como algo único.
Mídelo todo… hasta tus juguetes, si es eso lo que quieres. Pero no olvides tenerlo
en cuenta… simboliza el recorrido de tu existencia.
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Gracias por vuestra participación en mi Blog. Por querer compartir conmigo la perseverancia que mantiene la pasión y dar ese toque sensual necesario a la vida cotidiana.
Solo contestaré a comentarios que crea que lo requieren, pero aprovecho para agradeceros tan grato alimento. Saludos.