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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Escapada de fin de semana, olvidando ser padres.



Todos nos merecemos una tregua, al menos una escapada de fin de semana, más los que ejercemos de padres

Tras seis años de dedicación plena, obligada y/o entregada por naturaleza a los niños, he aparcado mi instinto materno y lo he convertido en inmoral libertinaje, consagrado exclusivamente a mi pareja durante una intensa escapada de fin de semana. 
 
Dichosas agujetas que hoy  mantienen digno mi sonrojo ante la cinta transportadora del equipaje en el control del aeropuerto, que revelará la arrogante silueta de mi inseparable dildo y despide su viaje a la admirable Sevilla, que ha sido el lienzo de la meticulosa restauración que ha gozado nuestra sexualidad durante dos días (bien que parecieron más) en los que ajenos al mundo hemos vuelto a vivir el deseo carnal de nuestros cuerpos dedicándonos el uno al otro sin las exigentes demandas infantiles capaces de arruinar cualquier pensamiento romántico en la pareja. 

Agradezco a mi buen amigo su enlace, ya que nos ha servido de puente para recomponer la dolencia marital que vacila y sortea cada día el tributo de complacer a la prole, obstaculizando nuestros deseos libidinosos. 

Me prometo a mi misma y os invito a tomarme de ejemplo que a partir de ahora me afanaré sin pretexto, (como si de un deber se tratase) a efectuar, de tanto en tanto, otras escapadas a cualquier lugar, sin nuestros amados niños, con el propósito de multiplicar el hormigueo que recorre todo el cuerpo la aventura de ser amado.


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Gracias por vuestra participación en mi Blog. Por querer compartir conmigo la perseverancia que mantiene la pasión y dar ese toque sensual necesario a la vida cotidiana.

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